¿Los amores, matan?

Dicen que amores que matan nunca mueren y me pregunto a mi misma porque será que tantas veces el hombre sufre tanto por eso que en un momento lo hizo tan feliz. Como puede ser que un sentimiento, una relación tan increíble, tan completa, tan necesaria, atraiga para sí dos situaciones tan encontradas.

Sigo siendo consciente de que las personas nos enamoramos de las cosas que seguramente después, serán las que nos harán sufrir. ¿Por qué eso que tanto te gusta es lo que más te cuesta superar? Y ¿Por qué nos quejamos tanto cuando faltan?

Me pregunto también porque si tanto lloramos por esa persona, luego hacemos como si nada hubiera pasado y de un momento para otro olvidamos. Me digo una y otra vez, porque los humanos tropezamos cincuenta veces con la misma piedra y seguimos volviendo a esas relaciones que ya sabemos que no van, que hay que dejar ir, que simplemente no nos hacen bien.

Evidentemente, cuando una relación termina es posible sufrir y de gran modo por el amor no correspondido, por esa relación que tuvimos que dejar partir. La pena y las tristezas parecen ser en esos momentos los espejos de nuestra alma, pero sigo sosteniendo que no morimos, NADIE MUERE DE AMOR, absolutamente.

Y tampoco es que AMORES que matan NUNCA mueren. Mueren pero de formas distintas. El amor muere aunque el recuerdo siempre queda y a uno lo marca en lo profundo del corazón. Las espinas dejan de doler, no obstante las cicatrices de las heridas quedan plasmadas en cada paso que vivimos, en cada experiencia nueva, en cada momento y quizás eso implica el no morir, pero entendamos que si muere y debemos abrirnos a nuevos horizontes.

Es importante comprender que después de cada tristeza viene la alegría. Después de cada tormenta sale el sol.. y es por eso fundamental cerrar esa persiana y dejar ver la luz. Vivir nuevos amores y disfrutar de estos.